viernes, 30 de marzo de 2018

Arturo Meza Cartapacio del Infierno (Evangelio de María Magdalena)

Autor: Arturo Meza
Titulo: Cartapacio del Infierno (Evangelio de María Magdalena)
Editado por : Ediciones Gente de México
Año: 2007 y segunda edición en 2010
Agradecimientos: A Jesús, disculpándome por el uso, mal uso o abuso que hiciere de sus palabras y su memoria Luminosa,
A todos aquellos que maldigan y escupieren mi nombre por lo aquí escrito;
Y finalmente a todo aquél y aquella que hospeden sus bellos ojos aquí.
Arte: Edward Burne-Jones
Diseño: Enrique Suárez Chelius



Texto contraportada:
"¿Qué representaba mayor peligro para el tribunal espiritual de la época llamado Sanedrín, un hombre que dijera ser hijo unigénito de Dios o un hombre que dijese que tal Dios no existía, sino el género humano como fuente portadora y autogeneradora de amor, exenta de misticismos y espiritualismo religioso?

¿Qué argumento feroz debía constar para condenar al peor de los patíbulos a un hombre que no se decía ser ningún Mesías ni salvador para Israel sino simplemente un hermano del mundo que levantó su voz contra el egoísmo, la hipocresía, la malversación, el engaño y la mentira imperantes en el mundo religioso y político de la época?

María Magdalena, discípula de Jesús, es pretexto para acercarse al terapeuta amoroso desde la perspectiva femenina.

De origen griego, por lo que se le consideraba pagana, término que trascendió como sinónimo de prostituta a nuestros días, cuando no era ni lo uno ni lo otro sino ferviente seguidora y auxiliadora de la obra amorosa de Jesús; hija del cretense Hermiones y de madre Lucaniana; instalada en la villa de Mágdalo a orillas del mar de Galilea entre Cafarnaúm y Tiberias; a la muerte de su maestro fue notaria del apóstol Pedro y del anciano Simónides, comerciante justo y colaborador importante en la administración del presupuesto económico para al obra manumisora iniciada por Jesús.

Es este evangelio apócrifo un reto a la imaginación, un desafío al miedo, un himno a la libertad y al amor."



Mi primer encuentro con el hombre de la cruz fue precisamente terminando semana santa, acá en mi pueblo se acostumbra llegar la famosa "feria" para los últimos días de esta tradición, yo de pequeño infante rebelde a toda doctrina sólo tenía el deseo de regresar a subirme a los juegos mecánicos en vez de entrar a ese lugar donde se amontonaban en filas para pasar a ver a un hombre atado y colgado de una cruz, destazado como a un pobre animal, una escena aterradora para mi en ese entonces creo que lo habían puesto allí a secar para luego comerlo o como mensaje de amenaza si no obedecía lo que me decían, y así obligado a formarme para pasar frente aquel cuerpo torturado y maltrecho y a regaños y por la fuerza me hicieron besarlo y pedirle perdón por haberlo puesto allí.

Me aterró entonces y me aterra ahora ver que esa misma imagen, ese crucifijo aún perdure en las casas, en las iglesias, en los coches, en los negocios y en todas partes, que alguien se hinque a rezar ante un arma, un instrumento de tortura y muerte.

Ya hace mucho descubrí quien es este hombre, y desde entonces lo recuerdo mejor como un Jesús vivo, la imagen de un Jesús amigo y compañero, un Jesús pedagogo, un Jesús médico de almas y de cuerpos.

Esa es precisamente la forma en que se describe al Nazareno en este libro, Arturo Meza, de quien ya he recomendado material musical anteriormente, nos presenta esta obra excepcional, una historia de amor verdadero, una revolución espiritual, un documento que cuenta el paso del hijo del hombre por este mundo desde la perspectiva -que mejor- del ser más sensible al amor, una mujer cual se trata de María Magdalena.

¿Pero es posible? ¿un Evangelio de María Magdalena? ¿y que fue escrito apenas en el año 2007? No Mames!! ¿fue escrito por un Mexicano?!!

Blasfemia!! Herejía!! Inquisición!! Hoguera!! Muerte!!

Palabras afines de una época remota y arcaica en que incluso atreverse a vivir en el Evangelio resultaba peligroso.

Ahora yo no pasa "nada" si acaso te amenazan con la excomunión, si es que osas profanar la paz y el orden de la catedral en el Zócalo, aunque al parecer la excomunión ya no espanta a nadie mejor te mandan antimotines a que te pongan una putiza para acabar con tu rebeldía (aunque cabe mencionar que si hay momentos donde el Gobierno de muerte actúa en secreto) pero bueno son otros los tiempos, hay libertad de expresión, no te encarcelan si le mientas la madre al presidente, lo han hecho en su cara cuando éste da el grito a la bandera, por supuesto vivimos en plena era de los medios de comunicación en las redes sociales del Internet, por ahí me dijeron que lo peor de estos tiempos son las drogas y el cambio climático, pero el chiste es que ya lo mismo da decir que Dios no existe o que si existe o que Jesús era negro,  y con tantos textos apócrifos que han ido brotando de la tierra venidos del desierto o hasta de antiguas cuevas han provocado que la humanidad se pregunté ¿quien fue en realidad Jesucristo?

Claro que hay especulaciones de sus milagros o su obra pero realmente no hay evidencia concreta de la trascendencia que tuvo el carpintero de Nazareth.

Curiosamente hace unos días presisamente investigando esto me encontré con parte del "Talmud" el cual es un libro sagrado del judaísmo, en un capítulo nombrado "Sanedrín" hay una parte donde dice "en la víspera de la fiesta de Pascua se colgó a Jesús... porque ha practicado la hechicería y seducido a Israel" quien chingados sabe que dijo, cuando lo dijo y a quien se lo dijo, pero al menos aquí si hay un indicio de su existencia.

Ante ésta duda y confusión de la historia de Jesús, se han creado todo tipo de novelas, ensayos, evangelios y películas que supongo te has de estar reventando en estas vacaciones en la televisión, ya sabes, Barrabas, Ben Hur, Jesús de Montreal, a esa tan polémica "La última tentación de Cristo" (a esta última si dale una mirada)

Hay varias novelas como caballo de Troya de J. J. Benítez, el Evangelio según Jesucristo de José Saramago, Arpas Eternas de Josefa Rosalía y por supuesto esta que hoy les super recomiendo, bella y magnífica obra escrita por Arturo Meza, Cartapacio del Infierno, Evangelio de María Magdalena.

Alguien me dijo una vez que Arturo Meza era un quema-curas de segunda categoría. ¿Quién inventaría ese término? Lo común sería decir, quema-herejes, quema gnósticos, quema brujas. Pero, quema-curas, supongo que no le gustaba para nadita su musica, cuando fui a un concierto de meza creí que quemariamos a unos cuantos, despues entendi que ya no hay necesidad de quemar a nuestros hermanos sacerdotes, realmente ya existen mejores combustibles, no obstante para no quedar mal, se tuvo que proferir una que otra socorrida blasfemia. Resulta pues que, paralelamente al libro de Nietzsche, “Así habló Zaratustra”, donde se parte de la premisa básica de que Dios ha muerto, en este evangelio de la Magdalena, se parte de que Dios no existe.

Dios es un invento humano, producto de nuestra ignorancia y nuestro miedo y  quien viene a revelarnos esa información, según el relato de Meza, es ni más ni menos que el propio Jesucristo.

Dios, el sanguinario y vengativo de los textos Bíblicos no existe, no existe el infierno, tampoco el cielo, “arriba de nosotros tan sólo el firmamento”, como dijera John Lennon.

Jesús viene al mundo a traernos la enseñansa del amor, no viene a ser adorado, ni siquiera a ser amado, viene a liberar a la humanidad del sometimiento que siempre han ejercido las religiones, viene y te dice: Dios no existe, pero existes tú, y existe el amor y la verdad ¿qué más quieres para ser libre?

Esta generacion me parece en parte memorable por la gran cantidad de jóvenes, que cada vez más, víctimas del desencanto, dejan de creer en la religión que les enseñaron sus padres, lo que no saben, es que quizás el primer joven que rechazó las creencias de sus padres fue el mismo Jesús.

Dirán los alarmistas que todo esto es obra del diablo. ¡Cómo fue a caernos la desgracia! Meten miedo en las mentes, dicen que ha llegado el fin. Y en el fondo tienen razón, porque este mundo tal y como lo conocemos, habrá desaparecido. En su lugar surgirá un mundo nuevo de seres justos y libres, con conciencia, hombres y mujeres despiertos, que restaurarán la antigua belleza de la tierra.

En ese sentido, estoy plenamente de acuerdo con lo planteado por El Meza en su Cartapacio del Infierno si algún nombre debe tener ese Dios, este debe ser “Amor”.

Algún día caerán los templos del mundo, o se convertirán en hospitales o asilos y el corazón del hombre será el único santuario. Y en el corazón del hombre estará Dios. Algún día, la única religión será el amor. No sabemos cuándo ocurrirá ésto, no hay prisa, sucederá. Sólo espero que sea antes de que éste planeta, visto desde el espacio, no sea sino una roca muerta y calcinada, un astro vagando fuera de su órbita. Digo: ¡antes de que nos lleve la chingada!


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